La alveolitis es una complicación dental posoperatoria derivada de una extracción dental. Tras la extracción de un diente, se debe formar un coágulo que sirve de protección. Sin embargo, en ocasiones, este coágulo no se forma y el hueco queda expuesto. Se trata de una infección, reversible y localizada, que se puede producir al cabo de 24 o 72 horas tras la extracción dental.
Aunque no tiene por qué producirse, es cierto que es bastante frecuente, sobre todo en aquellas personas a las que se les ha extraído una muela del juicio retenida.
Existen dos tipos de alveolitis: la alveolitis seca y la alveolitis húmeda.
En la alveolitis seca, el alveolo se encuentra vacío y abierto, es decir, no hay coágulo. El hueso se aprecia a simple vista y se produce un dolor agudo que se intensifica al masticar. Es una fuerte infección que requiere de tratamiento urgente por parte del dentista.
Por su parte, la alveolitis húmeda si se ha formado coagulo. Se puede observar un tejido sangrante y oscuro, pero por algún cuerpo extraño en la herida como pueden ser restos de alimentos. También puede ser que se haya roto con el paso de las horas.
En ambos casos el dolor es fuerte y localizado, no se calma con la ayuda de antinflamatorios y empora con el tiempo. El mal sabor de boca y la halitosis también son signos característicos.