Los estudios epidemiológicos muestran que hasta el 25% de los adolescentes experimentan traumatismos dentales. En la mayoría de los casos, estas lesiones afectan a los incisivos centrales superiores por caídas, colisiones, deportes, accidentes, violencia o actividades recreativas.
La prevalencia de lesiones varía de un estudio a otro, con una amplia gama que va del 6 al 59%, según el país y el tipo de lesión dental. Dichas lesiones traumáticas se asocian, principalmente, con caídas o colisiones y el género masculino se lesiona con mayor frecuencia en todos los grupos de edad.
Todas las actividades deportivas conllevan un riesgo de traumatismos dentales debido a caídas, colisiones y contacto con superficies duras. Las lesiones dentales y faciales se pueden reducir significativamente al introducir un equipo de protección, como los protectores faciales y bucales, durante la práctica de deportes de contacto.
Además, los jóvenes que participan en actividades de ocio, como patinar o montar en bicicleta, también se benefician del uso de estas protecciones.
Las secuelas a largo plazo de las lesiones traumáticas pueden afectar el bienestar, al habla, a la necesidad de cuidados complejos y a la calidad de vida relacionada con la salud oral. Asimismo, determinados tipos de traumatismo, como la avulsión dental, presentan un mal pronóstico de supervivencia para el diente afectado.